El ser humano ha encontrado en las distintas formas de expresión y creación (literatura, música, danza, teatro e innumerables posibilidades más), una manera de encauzar su vida pulsional o instintual, es decir, sus instintos y pasiones, hacia fines tanto constructivos como socialmente aceptados y valorados. Estas creaciones enriquecen, directa o indirectamente, la vida cultural de los contextos en los que se encuentran inmersos estos sujetos y habilitan a la conformación de distintos lazos sociales.
Desde una perspectiva psicoanalítica, cada sujeto humano puede considerarse una constelación única, particular, irrepetible que constituye una estructura psíquica. Dicha estructuración psíquica sería un proceso resultante de la intervención y conjugación de múltiples factores; entre ellos, la historia precedente al sujeto, sus vínculos primarios, distintos factores genéticos heredados y sus vivencias o experiencias. Neurosis y Psicosis serían algunas estructuras psíquicas posibles.
El sujeto de la neurosis cuenta con los recursos de la sublimación y de la metáfora, y también con el “mal-entendido” estructural, que lo engancha en el circuito infinito del deseo de entender y de ser entendido, de interrogarse e interrogar a Otro, en cada palabra, en cada acción. Respecto al sujeto de la psicosis, en la teoría y práctica de la clínica psicoanalítica, es posible pensar desde otra perspectiva, los procesos de desencadenamiento y de estabilización, gracias a los aportes teóricos del psicoanalista francés Jacques Lacan.
La estabilización podría considerarse como distintas operaciones, recursos, que el propio sujeto con estructura psíquica psicótica puede desplegar para evitar el desencadenamiento de la psicosis, como también, en prácticas e intervenciones de otro o con otros, que tendrían un efecto estabilizador, incluidas, por supuesto, las del psicólogo y/o psicoanalista.
La producción de un hecho artístico (sea a través de la acción dramática, la expresión corporal, la danza), como también, la producción de objetos y otras obras (poemas, escritos literarios, pinturas o esculturas, etc.), permitiría obtener el reconocimiento de un semejante (la mirada, una palabra, y por qué no, un aplauso, un abrazo). El reconocimiento y valoración de esos otros, proveerían un importante punto de apoyo psíquico y condiciones favorables para lograr un efecto de estabilización en la psicosis, para así facilitar el poder vivir una vida más integrada y plena en la sociedad.
El encuentro con otros, que brinda reconocimiento a través de la mirada, los gestos, la palabra y sería a la vez hallazgo, podría operar como una manera de estabilizar la psicosis (¿y por qué no a la neurosis?) y favoreciendo a la vez, el lazo social y la integración de los distintos aspectos del ser humano. La producción artística brindaría al sujeto la posibilidad de algo nuevo, una creación que lo incluye y que lo trasciende, que le permite expresarse y ser nombrado por esa producción misma.
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