En situaciones altamente estresantes como las que nos toca vivir en relación a la pandemia del Coronavirus COVID-19, es esperable experimentar reacciones emocionales tales como ansiedad y miedo.
Permanecer en el hogar, aunque sea por una cuarentena preventiva, podría despertar en las personas sentimientos de aislamiento que provoquen sufrimiento o que contribuyan, por ejemplo, a la aparición de trastornos del ánimo.
Transitar un espacio público o concurrir al empleo, en algunas personas podría desencadenar ideas y sentimientos de vulnerabilidad frente a la enfermedad, al padecimiento y otras consecuencias catastróficas, que terminen ocasionando profundo malestar.
Para contribuir al alivio del malestar psicológico que esta situación puede generar, es importante considerar algunos factores de protección psicológicos:
Factor #1
Evitar la sobre información o el exceso de información
La autodisciplina con las pantallas será esencial. Es aconsejable limitar la duración y la frecuencia con la que se toma contacto con la información en las redes sociales. Estar al tanto a cada minuto de cada nueva actualización puede ser un estímulo contraproducente, por lo que deshabilitar notificaciones constantes o programar la recepción de una notificación al día de sitios de noticias o redes sociales puede ser una buena opción.
Por otra parte, es importante encontrar fuentes confiables de información y quedarse con ellas. Es recomendable elegir una fuente nacional o local confiable, para saber qué pasa cerca nuestro, y una fuente internacional que demuestre seriedad y confiabilidad.
Las fuentes dudosas de información como audios, videos o textos que circulan en redes sociales como Facebook o aplicaciones de comunicación como WhatsApp, deben tratarse con mucho cuidado ya que pueden conducir a preocupaciones desmesuradas, reacciones de pánico y en consecuencia, tener un gran costo sobre su salud mental.
Factor #2
Seleccionar fuentes de apoyo beneficiosas
Es importante identificar fuentes de apoyo saludables en el propio entorno. Por ejemplo, personas muy abrumadas o que estén experimentando grandes montos de miedo no pueden brindar el apoyo a personas que vivencias los mismos grados de ansiedad, angustia o miedo. Idealmente, sería más apropiado seleccionar a personas de su entorno que muestren una mejor regulación de sus emociones.
En caso de no contar con esos apoyos y/o resultar muy difícil manejar los niveles de preocupación, ansiedad y miedo, buscar ayuda profesional es una opción válida. Iniciar un proceso de consulta o asesoramiento como también, un tratamiento médico o psicológico.
Factor #3
Establecer nuevas rutinas o sostener las actuales
Realizar actividades creativas o productivas estimulará procesos cognitivos saludables o adaptativos, a la vez que nos permitirá estar menos pendientes de estímulos nocivos o innecesarios, tal como sucede con el exceso de información. Por otra parte, realizar en el hogar alguna actividad física o alguna actividad manual que involucre movimiento corporal, va a representar una fuente de descarga psicofísica que funcionará como un aliviador de ansiedades.
Factor #4
Validar tus propias emociones y las del resto
Las emociones son estados y reacciones psicofísicas transitorias. Ante una amenaza es válido experimentar ansiedad y miedo, que es una señal de alarma que nos sustrae de la situación peligrosa. Lo importante es reconocer, comprender y contextualizar esos miedos para darles una dimensión adecuada. Es importante activar la empatía y la compasión tanto para con uno mismo como para con otros.
Factor #5
Validar tus propios recursos frente a la situación amenazante, pensar en opciones y un plan de acción.
¿Cómo podría desenvolverme ante el peor escenario? Es importante no sobrevalorar la probabilidad de ocurrencia de algo negativo frente a nuestra capacidad de afrontamiento.
Cuidarnos y protegernos entre todos con empatía, compasión, amabilidad y respeto es fundamental.
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