Dormir es una parte fundamental de nuestra vida cotidiana y de nuestro funcionamiento vital, ya que es necesario para reparar y renovar nuestro organismo. Este hábito suele ser fuente de gratificación, aunque a veces, puede volverse un problema y terminar convirtiéndose en insomnio u otros trastornos del sueño.
Los patrones naturales de sueño pueden verse alterados debido a situaciones de estrés, cuestiones emocionales o diversas problemáticas o trastornos como depresión, ansiedad y otros desórdenes psicológicos.
Otras cuestiones que pueden interferir en el ritmo del sueño suelen ser el uso incorrecto de ciertos medicamentos, el consumo de drogas o alcohol, como también, de otras sustancias estimulantes como cafeína o nicotina. Además, determinados hábitos previos al dormir como, por ejemplo, mirar televisión o navegar en internet hasta altas horas, que pueden generar excitabilidad y postergación a la aparición del sueño.
Los trastornos del sueño suelen provocar en la persona un malestar general que se traduce en alteraciones cognitivas (disminución de la concentración y atención, dificultades de memoria, etc.), motoras (letargo, dificultades de coordinación y reacción) y emocionales (alteración general del humor).
Es sumamente necesario indagar, identificar y comprender todos los factores que puedan estar interfiriendo en los patrones naturales de sueño, como también, implementar técnicas y estrategias que ayuden a la persona a modificar y solucionar las distintas problemáticas que puedan ser los causales de esta forma de malestar.
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